Los contadores de frío y calor se utilizan en instalaciones domésticas (por ejemplo, casas unifamiliares o plurifamiliares) que están atendidas por compañias de suministro de energía. Pero estos contadores también se utilizan en situaciones en las que los usuarios están divididos en grupos de consumidores. Por ejemplo, entre varias habitaciones residenciales o comercios dentro de un edificio.