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Un anillo sólido de óxido de aluminio (Al2O3) forma el cuerpo base de un sensor de película gruesa de cerámica y la parte frontal es una membrana cerrada, también llamada membrana de anillo circular. El cuerpo base y la membrana forman una sola pieza. En el lado exterior de la membrana (el lado que no está sometido a presión), las galgas extensométricas se aplican como una pasta de resistencia de capa gruesa mediante el método de serigrafía. A continuación, se queman a altas temperaturas y se recubren con una laca protectora adicional o con vidrio.
Fig. 1: Sensor de película gruesa de cerámica
Además de las galgas extensométricas, a menudo se integran en el circuito eléctrico impreso resistencias de compensación para contrarrestar directamente las influencias de la temperatura en el elemento sensor. Este tipo de compensación se denomina compensación pasiva de temperatura.
El grosor de la membrana varía en función del rango de presión. En el caso de los sensores cerámicos de capa gruesa, suele oscilar entre 0 y 1,6 bar y entre 0 y 100 bar. La resistencia de la cerámica a la corrosión y a la abrasión es una ventaja de este sensor, pero se requiere una junta adicional para el montaje en la carcasa del transmisor de presión. Por lo tanto, en el transmisor de presión terminado, en última instancia, 3 materiales diferentes entran en contacto con el medio: la cerámica del sensor, la junta y la conexión al proceso. En consecuencia, hay que tener en cuenta todos los componentes a la hora de comprobar la compatibilidad con el medio. Una gran ventaja de la cerámica es su elasticidad prácticamente sin histéresis. El sensor terminado también destaca por su excelente relación calidad-precio.
JUMO. Transmisor de presión JUMO MIDAS C08 (OEM)